Sheryl Kraft
Si eres una de los tantos millones de personas que hace dieta en el mundo, es probable que estés familiarizado con la implacable batalla para bajar de peso, así como con el refrán que lo acompaña: coma menos y haga más ejercicio. Esta lucha ha incrementado el crecimiento de las dietas de lo posible a lo peligroso, y los planes de ejercicio de lo razonable a lo ridículo.
Por ejemplo, en los Estados Unidos el crecimiento de la obesidad se está expandiendo tan rápido como nuestra cintura: según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de un tercio de los adultos estadounidenses son obesos. Eso significa que aproximadamente el 36 % de la población tiene un índice de masa corporal (IMC)superior a 30, lo que significa un alto riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2 y varios tipos de cáncer.
Como si eso no fuera lo suficientemente malo, una persona obesa gasta aproximadamente un 42 % más en costos médicos que una persona de peso saludable, lo que supone una enorme presión para el sistema de salud de Estados Unidos. Y también están gastando miles de millones en planes comerciales para bajar de peso: en 2017, los planes de dieta como Jenny Craig, Weight Watchers, Nutrisystem y otros totalizaron $ 3.03 mil millones, según Marketdata LLC, una firma de investigación de mercado que ha estado observando el mercado de pérdida de peso de los Estados Unidos desde 1989.
Es evidente que estamos perdiendo la batalla contra la obesidad. De acuerdo con el presidente de Marketdata, John LaRosa: “Se estima que la cantidad de personas activasque hacen dieta ha disminuido un 10 % desde 2015, debido a un creciente movimiento de aceptación y una mayor fatiga al hacer dieta. Alrededor del 80 % intenta bajar de peso por sí mismos, pero muchos fracasan, y las últimas estadísticas de los CDC muestran que estamos engordando, no adelgazando.”
Scott Kahan, Director del Centro Nacional de Peso y Bienestar de Washington, D.C. en un artículo de la CNBC comparte: “Muchas personas no saben los detalles de qué comer y cómo hacer ejercicio. No aprendemos automáticamente estas cosas en la escuela, ni de nuestros padres ni de otras personas en nuestras vidas”, y añade: “Para perder peso son fundamentales los enfoques prácticos de cambio de comportamiento”. Y justo aquí es cuando el artículo menciona la aplicación de Noom, resaltando lo siguiente: “Las aplicaciones como Noom, que adoptan un enfoque de intervención en el estilo de vida, permiten a los usuarios registrar y seguir su progreso, y al mismo tiempo, acceder a recursos educativos útiles para apoyar sus objetivos de pérdida de peso.”
La evidencia científica apoya el descubrimiento de que las aplicaciones móviles pueden ser efectivas en la lucha contra la obesidad. Un estudio del 2016 publicado en el Journal of Medical Internet Research, en el que se revisaron cerca de 400 aplicaciones, encontró que, en comparación a los métodos estándar para bajar de peso, los usuarios que utilizan una aplicación podían mejorar su peso, su dieta y su actividad física de manera más efectiva.”
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